A comienzos de 1994, la desaparición de la Doctora Marie-Andrée LAGROUA WEILL-HALLÉ
pasó relativamente inadvertida. Sin embargo, el papel determinante que desempeñó esta mujer en la creación
de la Planificación Familiar en Francia debería haber sido, cuanto menos para algunos y en una época
tan proclive a las conmemoraciones, una buena ocasión para evocar las grandes líneas del activismo ininterrumpido.
Si no ha sido así, es porque en 1967, al cabo de diez años de activismo militante, esta médica de hospital
se dió cuenta que había servido a una causa que no era la suya. Podía haberlo callado, lo que le hubiera
valido honores públicos, prestigio y cargos relevantes (seguramente habría podido ocupar el ministerio de
Salud en el lugar y la función de su casi homónima Simone Veil, y sus exitosos libros le hubieran abierto
las puertas de la Académie Française (Academia Francesa), antes que a la feminista Marguerite Yourcenar);
podía incluso haberse alejado sin decir una palabra, lo que le habría valido un cargo honorífico y
gratificante como la presidencia de la Cruz-Roja, que, en algún momento, le tocó ocupar a Georgina Dufoix,
o por qué no la presidencia de Francia o la embajada francesa en la UNESCO como Gisèle Halimi. Pués
no fue así ; cuando esta médica tomó conciencia, un poco tarde, que sus ideales habían sido
distorsionados bajo la ideología de la I.P.P.F., los fundamentos racistas, eugenistas y libertarios, reaccionó
y decidió denunciar las manipulaciones, de alguna manera, lo mismo que sucedió con Benard Nathanson, el promotor
del aborto en Estados Unidos, el día que cayó en cuenta que haber tomado partido por la causa de "la
mujer", lo transformaba en el asesino del niño, su segundo paciente.
Desde su primer año de medicina, en la década del treinta, Marie-Andrée Lagroua
percibió la gravedad del problema de los nacimientos y no sólo del aborto, como quiere hacer ver un importante
diario vespertino en su nota necrológica. Era la época de la gran crisis económica, el acceso a la
vivienda era difícil, la desocupación crecía y era escasa la preocupación por las familias,
prueba de ello, es que el primer Código de la Familia surge recién en 1939. Era el desamparo para los matrimonios
jóvenes que enfrentaban la llegada del hijo y al mismo tiempo el egoísmo de la sociedad. La joven estudiante
era muy sensible a las aflicciones e injusticias que generaba el problema de los nacimientos y decidió iniciar una
acción tendiente a encontrar soluciones al problema. La idea de la Doctora Lagroua era la de "satisfacer
los deseos de la pareja en relación al nacimiento , a la pareja en sí misma y a la familia; es decir, la fecundidad,
la esterilidad, la concepción, el control de la procreación, la aceptación de un embarazo ya iniciado"(27).
A este proyecto, lo llamó Maternidad Felíz, una voluntad de respetar la vocación
de la mujer y un deseo de liberarla de las vicisitudes físicas y sociales que la afectan. La misma preocupación
que encontraremos luego, en los Papas contemporáneos que proponen el concepto y la práctica de una "paternidad
responsable".
En marzo de 1955, la comunicación de la Dra Lagroua Weill-Hallé al Instituto de Francia
acerca de la Maternidad voluntaria tuvo una gran repercusión y constituyó el inicio de una campaña
que concluyó al año siguiente con la fundación de Maternité Heureuse ( Maternidad Felíz)
.
A partir de ese momento van a iniciarse las tentativas de coptación que concluirán, cuatro
años más tarde, en 1960 con su afiliación a la Federación Internacional de la Planificación
Familiar,. más conocida por su sigla inglesa I.P.P.F. esta coptación de Mme Weill-Hallé será
esencialmente obra "de mujeres de la Franco-masonería que se contactan con M.-A. Weill-Hallé, ya que
la adhesión de la Franco-masonería a las luchas por la maternidad voluntaria es de larga data, (...) Los deberes
de la mujer y la libertad de la concepción constituyen el tema de trabajo elegido por la Gran Logia femenina para
su reflexión durante 1956" (28).
Los miembros de esta sociedad anuncian lo que luego será su filosofía profunda, separar
la sexualidad de la procreación. "afirman el deseo de libertad de las mujeres y los hombres para poder
decidir si tener o no hijos y disfrutar de la vida sexual indispensable, base de la unión de las parejas" (29).
Una alta dignataria de la Gran logia femenina de Francia. «La desaprobación de la Iglesia a las asociaciones masónicas permanece inamovible, debido a que los principios de estas últimas fueron siempre considerados inconciliables con la doctrina de la Iglesia y la inscripción a dichas asociaciones continúa prohibda por la Iglesia». [Congregación para la doctrina de la fé, 26/10/1983] |
Esta filosofía será luego, desarrollada por el Dr Pierre Simon, dos veces Gran Maestre
de la Gran Logia de Francia. Se desempeñó igualmente como director de gabinete de Robert Boulin, ministro
de Salud (en general no son los ministros quienes eligen a sus directores sino que es la Administración que los "recomienda";
pero ¿quién recomendó a Simon, siendo que éste no pertenecía a la Administración?)
y su trágico deceso sucitó no pocos comentarios mientras su familia se negaba a aceptar la tesis del suicidio.
Simon quien fue también y coincidentemente vice-presidente de Planificación Familiar y presidente de su colegio
médico, desarrolla esta reivindicación de la filosofía de los Franco-masones en su libro "La
vida ante todo": "Por un lado, la pareja afectiva y sexual, la mujer procreadora y el hombre no-procreador (...),
por el otro lado, la sociedad mediatizada por el médico que asocia la demanda de un hijo con la disponibilidad de
esperma anónima, centralizada y gobernada por un banco de esperma. La sexualidad quedará disociada de la procreación
y la procreación de la paternidad". Esta postura está en las antípodas de la visión
de Marie-Andrée Weill-Hallé quien, en cambio, quiere evitar que el médico y la ciencia que éste
representa, substituyan a la pareja.
Paradójicamente, la sanción de la ley que autoriza la contracepción en 1967 le devela
la amplitud del "malentendido" y la lleva a renunciar a Planificación Familiar y rechaza la presidencia
honorífica de la institución. En una nota al Ministro de Salud, Robert Boulin, en 1969, ella señala:
"El cambio de la ley sobre la contracepción es percibido por el conjunto de la población como una
luz verde que ha generado una creciente demanda de su parte. Una verdadera neurósis ha hecho presa de muchos medios
que traducen su angustia proponiendo, sin formación previa, cursos de educación sexual y métodos contraceptivos".
Consciente de que "el nombre de "Planificación Familiar" tiene una implicación reivindicativa
y malthusiana que no es deseable ver adaptada a nuestro país ", propone "substituirla en la medida
más amplia posible por Estudio de los problemas del nacimento" sin connotación ideológica.
Ella misma pondrá en marcha una experiencia piloto, a partir de octubre de1968, en el Centro Hospitalario Universitario
La Pitié-Salpêtrière, con mujeres que asisten a una Maternidad, y se abocará, a partir de la
sanción de la ley sobre la contracepción, a la búsqueda de las maneras más pertinentes para
responder a la demanda de la población desde una perspectiva de Higiene Mental.
Marie-Andrée Weill-Hallé será la observadora por Francia en el Congreso Internacional
de Planificación Familiar llevado a cabo en Dacca, Pakistán, del 28 de enero all 5 de febrero de 1969, en
carácter de encargada de la misión del Ministerio de Relaciones Exteriores. El tema del congreso era: los
medios más apropiados para aplicar un programa de planificación familiar en el Tercer Mundo y las técnicas
más apropiadas de evaluación del mismo. El congreso reunió a cuatro cientos participantes, pertenecientes
a dieciocho países en vías de desarrollo y nueve países industrializados, treinta de los cuales representaban
a los Estados Unidos. Cinco de ellos, eran representantes del Departamento de Estado y otros diez eran universitarios de
renombre. Los organizadores, esencialmente anglosajones, homogéneos en su ideología, estaban flanqueados por
una importante representación norteamericana en las dieciséis organizaciones internacionales intervinientes en el
congreso, en particular la Fundación Ford (12 delegados), el Consejo de la Población (16 delegados) y el Comité
de crisis de la población (6 delegados).
Mme Weill-Hallé subraya que "los consejeros de Planificación Familiar en el Tercer
Mundo no son más que agentes de propaganda contraceptiva" pagados por cápita "ya que éstos
cobran en función de la cantidad de sujetos captados". Sin embargo, los resultados son insuficientes para
disminuir la natalidad a los ojos de estos organismos cuyo "programa parece haber alcanzado un carácter de
urgencia casi paroxística". "Es así que, por primera vez se presentan varios informes proponiendo
un nuevo medio para la disminución de la natalidad: el aborto provocado". El Dr Malcom Potts, secretario
general del comité médico del I.P.P.F., no duda en afirmar que "la contracepción y el aborto
no se contraponen sino que se complementan". La Dra Sushila Gore, del comité médico del I.P.P.F.,
propone como única solución, un programa de acción de urgencia en dos etapas: Aborto y esterilización,
luego contracepción y educación para la planificación familiar, el aborto es siempre el remedio en
caso: de fracaso de la contracepción, de ignorancia de la contracepción, de falta de información o
de ausencia de un servicio de Planificación Familiar.
Algunos meses más tarde, en septiembre y en las mismas condiciones, la Dra Weill-Hallé
participará en Budapest de la VIº Conferencia de la I.P.P.F para
Europa, Africa del Norte y Cercano Oriente, sobre: demografía social y responsabilidad médica. Es allí
donde ella señala que: "el aborto provocado está considerado, de ahora en más, como un medio
de lucha contra una tasa elevada de natalidad " y "por primera vez, con gran asombro, el aborto quirúrgico
de contracepción". Ahora bien, "hasta el momento, en los congresos de la I.P.P.F., los medios
contraceptivos constituían un item claramente diferenciado del item correspondiente al aborto; hay
un cambio evidente de actitud ". En la discusión, el representante de la I.P.P.F. declara que "el
aborto debería ser considerado como un medio de contracepción". El congreso produce, a partir de
sus trabajos, "dos consignas de acción inmediata: la extensión sistemática de los programas
de Planificación Familiar a todas las poblaciones y la liberalización de las leyes sobre el aborto".
La Dra Lagroua Weill-Hallé señala en su informe al ministro: "Si tales conclusiones fueran retomadas
en Francia y dentro de las perspectivas del Congreso, el futuro de la población se vería gravemente comprometido".
Bien sabemos cómo fueron las cosas y cómo siguen siendo.
Finalmente un año después, en octubre de 1970, en Tokio, la Dra Lagroua Weill-Hallé
representa nuevamente a Francia en ocasión del IIº congreso de
la I.P.P.F. para la región Oeste del Pacífico , siendo el tema general del mismo : la Planificación
Familiar y el cambio social. Una vez más, ella constata que "se pone el acento en el fracaso de los programas
contraceptivos y en la prioridad dada al aborto masivo" . (...), se adopta la destrucción del feto para el programa
de acción de la Planificación Familiar internacional , como el principal remedio a la superpoblación.
Las alusiones hechas, en toda circunstancia, a la democracia, al respeto por la vida, a la dignidad humana, a los derechos
del hombre y a la liberación femenina tienen un carácter electoral que no hace más que minimizar el
valor del conjunto de los trabajos presentados, a menos que se trate de su medida real".
La Dra Weill-Hallé presentará la síntesis de su trabajos en los estados Generales
de la Mujer en Versalles, el 22 de noviembre de 1970 en su discurso: "la verdadera o la falsa liberación
femenina a través de la contracepción y el aborto"
Para Maurice Schumann, se trata de un trabajo"notable y en el más amplio sentido, lo más
inteligente y honesto que he escuchado (...) Este trabajo objetivo hace referencia a toda la argumentación sobre
la que Ud. se basó para desarrollar la Planificación de la que asume lúcidamente las implicaciones".
Así comienza el discurso:
"En 1956, cuando junto con un pequeño grupo de amigos contribuimos en la promoción
de la Planificación Familiar, nuestra idea era la de trabajar para mejorar la vida de las parejas y en la liberación
de la mujer. Al menos es lo que creímos.
En cambio, asistimos actualmente a una explotación demagógica de la misma idea que sólo puede ofrecer
a la mujer una imágen de falsa liberación.
Es así que en Francia nos encontramos en plena campaña electoral en favor de la liberalización de la
ley sobre el aborto mientras que la implementación de la contracepción no está ni en los textos de
aplicación de la ley ni en las farmacias simplemente porque en realidad no está ni siquiera en nuestra cabeza.
Las campañas en favor de la liberalización del aborto se multiplican en todo el mundo para intentar paliar
el fracaso general de la aplicación de medidas contraceptivas y asimismo para enmascararlo.
La asunción del problema contraceptivo por parte de diversas organizaciones y médicos ha generado, más
que nada, una renuncia colectiva de las poblaciones en lugar de despertar su responsabilidad. Resulta natural entonces,
que la contracepción asumida por los otros 'el médico, por ejemplo'se salde finalmente con el
aborto reclamado como una legítima reivindicación dirigida al médico quien ha fallado en la contracepción
y que de este modo, transfiere totalmente la responsabilidad al rechazo al niño. El "derecho de la mujer"
al aborto es en realidad una expresión destinada a su esclavitud".
En adelante, no se mencionará más a la Dra Marie-Andrée Lagroua Weill-Hallé.